One

One
Thing

jueves, noviembre 27, 2008

Hoy en la mañana (parte III)...


Fue en una de esas noches de fiesta universitaria, hace ya algunos años atrás. Ambas venían saliendo del campus en dirección a la parada del bus, mas en su mente había otras preocupaciones aparte de llegar sana a casa. La relación, según ella, ya no daba para mucho más de lo que ya había intentado de prolongarla. En realidad los intentos de mejorar la situación cada vez más parecían esfuerzos, y casi nada le nacía sin que su pareja se lo pidiera. Mientras camina hacia la entrada, y aprovechándose del alcohol que circulaba por su cuerpo, junto todo su coraje y la valentía que pudo y le pidió que parasen un momento, pues había algo que tenía que decirle, y que no podía esperar mas:

- Necesito hablar contigo
- Si. Me di cuenta. Has estado actuando muy rara estos días.
- De eso mismo quiero que hablemos.
- ¿Es algo de tu casa, volviste a tener problemas en tu casa o algo así?

En su mente, un millar de dudas rondan, sin sentido ¿Cómo es posible que quiera dejar ir a una mujer tan preocupada y atenta como ella? Trata de reordenar sus pensamientos, mas ahora el alcohol que en un principio la ayudó, entorpece su razonamiento, haciendo del acto venidero mucho menos lógico.

- No, no es eso… se trata de nosotras.
- ¿Qué pasa con nosotras?

Y esa era en realidad la pregunta clave, y que a la vez la torturaba. No pasaba nada de malo con “nosotras”, pensó, sino con ella y esa fijación que recientemente había desarrollado.

- ¿Qué me tienes que decir?
- No, no era nada, no te preocupes.- (¡Cobarde, eres una puta cobarde!).
- Mírame. Te conozco, y esos “nada” siempre implican algo más.
- No, en serio. Era solo una duda que tenía, sólo eso.
- No, no es solo eso. No soy tonta, sé que algo te pasa y no me quieres decir qué es.

“Nunca, preciosa mujer. Nunca te juzgue como tonta”. Piensa y da vueltas una y mil veces en su cabeza esas palabras pues sabe que, y aunque pueda disimularlo muy bien, su pareja sabe que hay algo más escondido detrás de esas palabras. Aún no procesa bien el alcance que sus próximas palabras pueden tener, y ahora el alcohol definitivamente no es su aliado. “¿Qué mierda estoy haciendo? No puedo, no puedo seguir así. Ella no está bien, sabe que algo me pasa, mas si le digo la causa, más fácil sería darle una cachetada y ahorrarle todo el sufrimiento y la angustia por la que ahora debe estar pasando”.

- ¡Hey! ¿Háblame por favor? Dime qué te pasa…

Silencio. Por algunos segundos solo hay silencio entre las dos. Todo alrededor parece normal, todo sigue su curso destinado. Las luces de la madrugada parecen de escarcha, y cobran vida con el viento salino que ahora recorre su espalda. La indecisión es ahora más grande que cualquier cosa que haya experimentado, ya que –en teoría- amarla siempre fue menos complicado que muchas de las cosas que ha vivido, hasta ahora. Desde ese momento, esa pequeña fracción de segundos en los que tuvo que dilucidar su futuro con ella, todo se volvió un gran desorden; empezando por lo que le respondió... el principio del fín.