En realidad, la gente es más valiente de lo que ellos creen. Hay veces en las que nos vemos enfrentados a muchas cosas que escapan de nuestro control, y aún así las enfrentamos.
De la mayoría de las cosas que vivimos, casi todas son al azar… y el resto es solo un engaño.
Lo que pasa, es que la vida nos hace sentir, nos tiene bajo la impresión que nosotros controlamos lo que nos pasa, su intensidad y la manera en cómo enfrentamos las situaciones. Lo que no sabíamos, es que la vida nos controla por medio de estas; y nuestras reacciones no son más que el perfecto plan que el destino nos tenía preparado.
Por ejemplo, frente a una ola, el nadador tiene muchas opciones, y dependiendo de su elección, podría ocurrir un resultado diferente. El problema está en que es la ola y su intensidad, lo que determina el actuar del nadador, y no al contrario.
Y nada, lo único que puedes hacer, es entregarte a la merced de las olas. Lo bueno de todo esto es que hay muchas veces en que las olas te entregan momentos placenteros: un sonido relajante, un perfecto vaivén, o un reflejo deslumbrante de sol.
Y, si alguna vez tuviese que decidir, creo que mi opción sería dejarme llevar por las olas, y perderme con ellas. Sin hacer ningún esfuerzo por nadar y pelear contra ellas; solo flotar y disfrutar el viaje.
Creo que alguna vez alguien me enseñó a flotar. Creo que, en esa vez, no fue mucho lo que aprendí, mas fue interesante intentarlo. No niego que, en un principio, estaba aterrorizada, y que sentía como las olas me podían azotar fuerte contra las rocas. Y si. Esa vez terminé mi aprendizaje con más de algo roto: pensamientos e ilusiones, años de esperas y sensaciones. Todas esas cosas desaparecieron ese día, junto con el mar… y mi miedo.
El hecho de entregarte a un poder tan ensimismante y feroz asusta. Pero a la vez, es ese mismo miedo el que te impulsa a intentarlo miles de veces mas.
Saludos y todas esas cosas lindas…
Kudos!!
mE.
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